El taller comenzó puntual y con mucha concurrencia, había vecinos, traperas conocidas, alumnos de 3ero y de 5to de liceo y profesores. En este taller participaron varios hombres que dieron su ejemplo y aportaron su ingenio y creatividad para hacer mantas.
Luego de explicar la consigna, el taller se convirtió en un ir y venir de personas que revisaban las valijas de retazos, que planchaban, que medían, que recortaban, combinaban telas, colores, cosían, pedían ayuda, conversaban y también de a ratos, alguno tomaba un refresco o comía alguna galletita.
Las horas fueron pasando y lo que se suponía duraba 3 horas nos llevó casi 5!
Verdaderamente fue una experiencia muy linda y con un público variado que se enganchó con la propuesta y no se fué hasta terminar su manta. Hubo mantas muy variadas incluyendo una que sus diseñadores eran de nacional y peñarol, asi que la hicieron a 4 colores (ver foto).
Al terminar en el salón solo quedaron recortecitos de tela e hilos por ahí perdidos, pero las nuevas mantas se fueron con sus dueños para sus casas.
Nosotras también, luego de ordenar retomamos la ruta de regreso, cansadas pero sonrientes.